En 1991, en Mérida, Venezuela, fuimos testigo de un fenómeno de histeria colectiva que sacudió la ciudad. Todo comenzó con rumores sobre la existencia de sectas satánicas responsables de desapariciones misteriosas, especialmente de jóvenes. Estos rumores se alimentaron de historias sobre rituales macabros, tráfico de drogas y secuestros.
La prensa local, especialmente los periódicos “Frontera” y “El Vigilante”, jugó un papel crucial en la propagación de estos rumores. Publicaron numerosas historias y fotografías que vinculaban a estas sectas con actividades criminales y rituales satánicos. La cobertura mediática fue tan intensa que llevó a la gente a tomar acciones drásticas, como quitar el papel ahumado de los carros sospechosos.
Recuerdo que a los chicos que veian vestidos de negro y escuchaban musica rock, eran detenidos y llevados a la comisaria para ser interrogados por sospecha de pertenecer a algua secta satanica. Una de mis hermanas realizo un viaje a un enuentro en Merida de estudiantes de Arquitectura y casualmente paso cerca del Paramo La Culata y realizo esta fotografia, se ve el cerro donde supuestamente se realizaban estos rituales satanicos.
A pesar del pánico generalizado, nunca se encontraron pruebas concretas de la existencia de estas sectas. Las autoridades realizaron investigaciones, pero no lograron confirmar las acusaciones. Al final, todo quedó como un episodio de histeria colectiva, alimentado por el miedo y la desinformación.
Del tema jamas se volvio a hablar en Venezuela, hoy esa generacion ronda los 45 - 55 años, de esa epoca quedaron las frases de "satanico" y "comegato" y el recuerdo de que alguna vez nuestros padres nos prohibieron en algun momento vestir de negro y escuchar rock.
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